El procesamiento de Joseph Kony y Vicent Otti, líderes de la guerrilla ugandesa del Ejército de Resistencia del Señor (LRA, en las siglas inglesas), era esperada desde hace meses, pero el fiscal de la Corte Penal Internacional (CPI), Luis Moreno Ocampo, decidió posponerla para facilitar una paz negociada. Otti, número dos del LRA, se encuentra en el este de la República Democrática de Congo junto a varios de sus hombres. Según el Gobierno de Uganda -al que el LRA combate desde hace 19 años-, quiere desertar y buscar un pacto para acogerse a algún tipo de amnistía. Su procesamiento impide ahora esta posibilidad.
Kony vive en Sudán, bajo la protección de altos oficiales musulmanes del Ejército de Jartum. Se le considera un ser cruel y enloquecido, convencido de su divinidad. El LRA no es una guerrilla africana tradicional, es una secta que dice tener como objetivo la aplicación estricta de los Diez Mandamientos. Está prohibido fumar, tomar drogas y beber alcohol en sus campamentos, pero no hay problemas para matar. El poder de Kony reside en el terror que inspira y en el dominio de la magia negra: toma sus decisiones en trance hablando con los espíritus.
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